14 de abril de 2012

las ventanas formaron un holding de mujeres ciegas

(foto: carlos silva)

***

LAS  VENTANAS FORMARON UN HOLDING DE MUJERES CIEGAS


               A Raphaël, que para no dejarme pecar sola convirtió el pecado en uno de su hobbies



La ciudad había cerrado los ojos,
las ventanas formaron un holding de mujeres ciegas
a pesar de que sus cristales
actuaran como seres transparentes ante los turistas.

Otros menos exigentes
habrían caído en la trampa,
se habrían marchado satisfechos
pero nosotros sabiendo de antemano
la doble vida que están obligados a llevar los cristales
pudimos detectar el árbol genealógico de sus miradas.

Algunos estaban empañados,
las vidas sin gastar producen siempre
una mayor condensación de agua sobre ellos,
otros en cambio gozaban de mejor suerte
y eran seducidos por las esponjas
de un par de atléticos limpiacristales
que casi sin darse cuenta
estaban haciendo posible un insospechado orgasmo.

Aquella casualidad nos puso alerta
porque si éramos capaces de escuchar sus gemidos
significaría que habían perdido completamente la memoria.

Los muchachos hicieron su trabajo,
ahora sólo necesitábamos descubrir
a que hora comenzaba el río de esa ciudad su jornada laboral
para dejar caer sobre el agua todos los pecados,
pero ni tú ni yo recordamos que desde hacía mucho tiempo
no existía trato alguno entre nosotros y los calendarios,
se nos había pasado por alto que ya era domingo
y sólo pudimos sentarnos a rezar para que la profundidad
que proclamaban todos los atlas de geografía
acerca de ese río fuera la real.

sonia fides
*

AS  JANELAS FORMARAM UMA HOLDING DE MULHERES CEGAS

               A Raphaël, que para não me deixar pecar sozinha converteu o pecado num dos seus hobbies

A cidade tinha fechado os olhos,
as janelas formaram uma holding de mulheres cegas
a pesar dos seus vidros
terem atuado como seres transparentes perante os turistas.

Outros menos exigentes
tinham caído na armadilha,
tinham partido satisfeitos
mas nós sabendo de antemão
a dupla vida a que estão obrigados os vidros
pudemos detetar a árvore genealógica dos seus olhares.

Alguns estavam embaciados,
as vidas por viver produzem sempre
uma maior condensação de água sobre eles,
outros pelo contrário gozavam de melhor sorte
e eram seduzidos pelas esponjas
de um par de atléticos limpadores de vidros
que quase sem se dar conta
estavam tornando possível um insuspeitado orgasmo.

Aquela casualidade pôs-nos alerta
porque se éramos capazes de escutar os seus gemidos
significaria que tinham perdido completamente a memória.

Os rapazes fizeram o seu trabalho,
agora só necessitávamos descobrir
a que hora começava o rio dessa cidade a sua jornada laboral
para deixar cair sobre a água todos os pecados,
mas nem tu nem eu recordámos que desde há muito tempo
não existia contrato algum entre nós e os calendários,
não nos lembrámos de que já era domingo
e só pudemos sentar-nos a rezar para que a profundidade
que proclamavam todos os atlas de geografía
acerca de esse rio fosse real.

*

[trad: cas]



1 comentário: